Hoy día 8 de marzo de 2.015, el colectivo Baldomero Lozano ha querido ser participe una vez más en la jornada reivindicativa, por la igualdad real y efectiva.
Varios representantes del colectivo hemos participado en la manifestación de León, a la vez, que desde aquí queremos hacer oir nuestra voz con el siguiente manifiesto:
Como cada 8 de Marzo, día Internacional de la
Mujer, recibiremos felicitaciones desde primera hora y muchos comentarios del
tipo: “yo también quiero un día para nosotros”, lógicamente dicho por un hombre.
Quizás quien dice esto no se ha parado a pensar en por que existe un día
internacional de la mujer, no es un premio ni un día en que se nos regale nada.
Es un día de reivindicación de las desigualdades que aun hoy, en pleno siglo
XXI sufrimos las mujeres, que, por si alguien no se ha dado cuenta, somos más
de la mitad de la población mundial. Es un día para pensar y reflexionar acerca
de la situación real en que las mujeres desarrollan su vida y en las
oportunidades que no tienen sólo por ser mujer en un mundo de hombres.

Desde los comienzos de su celebración, el Día
Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las
mujeres de los países desarrollados y en desarrollo. El creciente movimiento
internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro
conferencias mundiales sobre la mujer, ha contribuido a que la conmemoración
sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los
derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica. El Día
Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre
los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y
decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en
la historia de los derechos de la mujer.
Para la ONU el lema de este año «Empoderando a las Mujeres, Empoderando a la
Humanidad: ¡Imagínalo!», recrea un mundo en el que cada mujer y cada
niña puede escoger y decidir su vida en una sociedad sin violencia ni
discriminación.
En 2015, el Día Internacional de la Mujer destaca la Declaración de
Beijing, un plan histórico firmado por 189 gobiernos hace veinte años para
materializar los derechos de las mujeres. Si bien los logros han sido muchos
desde entonces, las brechas que persisten son muchas y profundas.Hasta el momento ya se han llevado a cabo
revisiones de la implementación de Beijing a nivel nacional y regional y de éstos la primera
conclusión que se hace desde ONU Mujeres es contundente: “ningún país
ha logrado completar el programa”.
La
cuestión ahora es cuáles son los progresos y, sobre todo, los retos futuros.
Preguntada recientemente sobre la situación de la mujer 20 años después de
Beijing en una entrevista, la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres,
Lakshmi Puri (India, 1952), hace el siguiente pronóstico: “Debo decir que en
general la situación no es buena. El vaso está medio lleno. Tenemos mucho
que hacer y nos falta mucho tiempo”.
La
representante de la ONU hace hincapié en que no sólo ha habido una creciente
feminización de la pobreza en los países en desarrollo, sino también en los
desarrollados. Por ejemplo, los hogares con una mujer sola al frente son más
pobres. De igual manera, subraya que las mujeres todavía no están representadas
en la fuerza de trabajo y no tienen posiciones de poder. En materia de
educación, asegura que las niñas han logrado un gran salto en la educación
primaria, pero en la secundaria hay muchas que dejan de estudiar. Respecto a la
seguridad y zonas de conflicto, la mujer sigue estando desprotegida: “en una
guerra es más peligroso ser una mujer que un soldado”, sentencia Lakshmi Puri.
En
nuestro país, la igualdad de género es un principio constitucional que estipula
que mujeres y hombres son iguales ante la Ley, lo que significa que todas las
personas tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad en
su conjunto. La igualdad legal es el resultado de una larga lucha, hace no
tanto tiempo era algo inconcebible ya que no es hasta principios del siglo XX
cuando los gobiernos de distintos países reconocen la igualdad jurídica y el
mismo derecho a participar en la vida pública, es decir, ocupar cargos públicos
y participar en la economía y en el trabajo remunerado. Pero para que la
igualdad no sea sólo algo plasmado en un papel debemos tomar conciencia de lo
que significa la igualdad y asumir que hombres y mujeres deben ser tratados con
el mismo respeto y obtener los mismos beneficios de la sociedad en que viven,
no limitando las oportunidades de desarrollo en la vida al hecho anecdótico de
nacer hombre o mujer. La igualdad no es que todo el mundo sea igual, nadie es
igual a nadie y en la diversidad está la grandeza de una sociedad, la igualdad
es recibir el mismo trato y los mismos derechos ante situaciones iguales, la
incorporación de la mujer al mercado laboral sigue siendo inferior, la brecha
salarial con los hombres es del 24%, el paro nos afecta más, la temporalidad y
la precariedad en el empleo también con las consecuencias que esto tiene sobre
el empobrecimiento de las mujeres y con sus menores pensiones en su edad de
jubilación y, por lo tanto, en sus menores oportunidades. Además los puestos
importantes en empresas grandes (del IBEX 35) sólo suponen un 8,7% y, en los
Consejos de Administración de las empresas cotizadas un 9,2%, pese a que las
mujeres tienen mejores expedientes académicos y más titulaciones
universitarias, de ellas solo el 3% son presidentas de los Consejos de
Administración.
La
crisis no puede, como pretenden, ocultar esta realidad, convertir lo blanco en
negro o servir de manto para ocultar los desastres de un sistema laboral que no
sabe ni quiere salir de la mentalidad del siglo XIX. Si, de verdad lo hablamos
y deseamos, podemos cambiar esta realidad ahora. Pongámoslo en la agenda, en
las demandas, en los papeles, en las conversaciones y en la vida. Aunque no
esté de moda hablar de igualdad es imprescindible para que nuestra sociedad sea
justa. Necesitamos volver a avanzar por un camino que se ha abandonado
introduciéndonos en un laberinto del que por pura ideología de quienes
gobiernan no se puede encontrar la salida. Además, no nos olvidemos de que una
de las graves consecuencias de la desigualdad es la “violencia de género”, una
auténtica lacra social ante la cual hay que decir “basta ya”.

El
recorrido por estos años de mayoría absoluta en el Parlamento del Gobierno muestra un retroceso en los Derechos Humanos,
enmascaradas tras la crisis, las políticas del Gobierno han marcado un camino
inverso a la igualdad en áreas como sanidad, justicia, familias o educación.
Sin olvidar que los asuntos de igualdad son tomados como moneda de cambio para
contentar a los sectores más ultraconservadores de su electorado, sin ir más
lejos después del triunfo social conseguido en la paralización de la reforma de
la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo,
de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo,
ahora, por la puerta de atrás y como grupo político, no como Gobierno (como si
no fuera lo mismo) han introducido una modificación a la Ley para impedir tomar
decisiones sobre su cuerpo a mujeres de 16 y 17 años, a las que, sin embargo,
si se les permite hacerse una operación de estética sin consentimiento materno
o paterno. Realmente, un auténtico sinsentido.
Todos
los recortes tienen mucha importancia presente y futura ya que están anclando a
nuestra sociedad en una situación de desigualdad nada deseable. Según diversos
estudios la juventud está sufriendo un importante retroceso en lo que a
igualdad se refiere pese a que nuestro país ha sido el país de la Unión Europea
que durante las últimas décadas más avances
en igualdad ha tenido, lo cual convierte la actual situación en una
autentico desastre con la pervivencia de los estereotipos sexistas.
Es
tan importante que el principio de igualdad y no discriminación por razón de
sexo es una obligación de derecho internacional general, que vincula a todas
las naciones y, dado su carácter primordial se establece siempre como un
principio que debe inspirar el resto de los principios fundamentales. En el
marco Internacional, el derecho internacional prohíbe la discriminación basada
en el sexo desde la adopción de la Carta de las Naciones Unidas, firmada en San
Francisco el 26 de junio de 1945, posicionando el principio de Igualdad de
oportunidades y no discriminación en la orbita de los derechos humanos. Tal y
como se dice en el preámbulo de la
carta…”Se reafirma la fe en los derechos fundamentales del ser humano, en la
dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de los derechos entre
hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas”.
Realmente
debemos seguir luchando por la igualdad en la diversidad, necesitamos tener las
mismas oportunidades, ser personas y no hombres o mujeres para poder ejercer un
derecho, así que, por favor, no me felicitéis este 8 de marzo. Uníos a mi
lucha, a nuestra lucha para que podamos “VIVIR CON DIGNIDAD, VIVIR EN IGUALDAD”